Por: Andrés Avilan
Chief Financial Officer Echez Group
En el competitivo mundo empresarial, la protección de la marca se vuelve fundamental y determinante para cuidar los activos financieros y garantizar el éxito o fracaso de las compañías.
Como CFO, reconozco que la marca es el activo más valioso de las organizaciones, y no protegerla puede resultar en la pérdida de ingresos, la disminución de la confianza del cliente e incluso repercusiones legales que afectan las finanzas empresariales.
La marca de una empresa es mucho más que solo un nombre o un logotipo; representa la identidad, la reputación y el valor que una organización ha construido a lo largo del tiempo. Protegerla debe ser una prioridad estratégica, ya que cualquier daño a su reputación puede tener repercusiones financieras significativas, que ponen en peligro la sostenibilidad del negocio.
La implementación de una estrategia integral de protección de la marca permite desarrollar diversas medidas de seguridad con el fin de salvaguardar a las empresas contra la piratería, la falsificación y la infracción de la propiedad intelectual.
Al obtener registros legales y protección de marca, una empresa puede asegurarse de que su nombre, logotipo y otros elementos distintivos estén legalmente protegidos. Esto permite a las empresas hacer valer sus derechos de propiedad intelectual, evitando que terceros utilicen o se aprovechen de la marca sin permiso.
Traduciéndose en una protección efectiva de la imagen, la reputación y los intereses financieros de la empresa, asegurando la integridad de la marca, garantizando su éxito continuo y minimizando los riesgos asociados.
La protección de la marca también está estrechamente vinculada a la confianza del cliente, puesto que los consumidores buscan marcas confiables y auténticas con las que puedan identificarse y que garanticen la protección de los datos.
Cualquier incidente que afecte negativamente la reputación de la marca puede dañar la confianza de los clientes y, en última instancia, impactar la rentabilidad del negocio.
Por lo tanto, invertir en la protección de la marca es una inversión en la construcción y el mantenimiento de relaciones sólidas con los clientes, lo que a su vez respalda la estabilidad financiera y la continuidad del negocio a largo plazo.
